domingo, 28 de julio de 2013

Espero que estés preparado para oírlo una y otra vez, amor. No me asusta que les creas o no, sigo acordándome de cómo hacerte entender que nunca dejé de hacerlo. Lo que me asusta es que te hagan llorar.
'Ella no te quiere, nunca lo ha hecho' te dirán. Entonces tú recordarás el dolor, los fallos, las ganas de odiarme, las veces que dejé de estar para ti, los momentos de gritarle a la almohada, las preguntas y mis pocas respuestas. Recordarás mis silencios en cada conversación y yo estaré tan lejos que no te podré abrazar para mirarte y decirte que el miedo nos hace grandes.
No se cansarán de verificar tu pensamiento de que fui un error, un error largo, un error de dos años y unos pocos días. Un error, al fin y al cabo. Si decides marcharte, si decides empezar sin mí, no dudes que estas palabras sonarán siempre. Cuando cuentes mi historia, perdón, cuando cuentes nuestra historia a alguien nuevo, cuando te pregunten por mí, es lo único que oirás: 'Una persona que hace eso es que no estuvo ni estará enamorada'. Y pensarán que tienen razón. Y se creerán con el derecho de juzgarme, de juzgarnos, de poner en tela juicio nuestras líneas, las que escribimos juntas, con paciencia, con lágrimas y, sobre todo, con esfuerzo.
 Pero  eso no es lo que me preocupa. Sé que yo diría lo mismo, o al menos lo pensaría. Lo que verdaderamente me importa es que tú no sepas dónde meter todo lo que ellos te digan y por error guardes todas esas palabras en el vacío que te dejó nuestra despedida, llenando así el único espacio que tengo para sentirme a salvo entre tus brazos. No importa que te vayas, ya no lo sufro como ayer.