martes, 14 de febrero de 2012

Decís perdón y un vaso termina en el fondo de sed. Ya fue, me voy, y puertas se cierran dejando caer la sonrisa que esquiva a Carlitos, que dice que hoy gana el Ciclón, le pateo cenizas al piso y me rindo frente a mi portón. Avanzo por la calle angosta y me llama Graciela al pasar le digo: Me abrigo, vos no te preocupes, si llueve no me va a importar.Voy pensando en que no hace ni un año y las cosas ya no son igual. Las disculpas no cuesta aceptarlas, me cuesta saber perdonar.Y vuelvo a despertar, cansado de estar tan cansado de ser me digo:No hay mitad que sea tan mala como la que tenés”.  Mirando estoy, a veces me toca el silencio total, colgado de la hoja más alta del árbol que sé imaginar porque hay cosas que sangran por dentro y nadie las puede notar y me acuesto en la cama que un día la ropa te supe robar. Si percibo en la luna esa luz eterna, que reza tu nombre y convida el sabor, quiero amanecer que mañana no soy si no tuve tu ayer.